Madrid

historia, luz y textura

Estos pendientes de botón tienen una textura tridimensional única que crea un efecto de brillo natural al jugar con la luz y las sombras. Elige algo versátil, elegante e ideal para cualquier ocasión

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Detalles de la joya artesanal

Inspiración

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Esta colección es un homenaje a nuestra querida ciudad, Madrid, y a su símbolo más emblemático: el madroño

Cuenta la leyenda que se eligió representar la capital española con una osa parda en recuerdo del rey Alfonso XI quien solía cazar estos animales, en aquel entonces muy comunes en los alrededores de Madrid. 

Pero quizás pocos sepan que en los blasones más antiguos la osa en realidad estaba apoyada a torres y no a un árbol. De hecho, la decisión de optar por un madroño se suele justificar con un acontecimiento ocurrido en el siglo XIII.

Hubo una disputa entre la Villa y el cabildo de la clerecía de Madrid sobre la propiedad de unos terrenos de la ciudad. Finalmente en 1222 se llegó a un acuerdo según el cual el cabildo se quedaría con las zonas de pasto y la Villa con las áreas arboladas. Aunque muchos científicos creen que se tratara más bien de almeces, ya que en aquel entonces los madroños eran los árboles más presentes en los madriles, se decidió incluir su figura en el blasón de la ciudad también como planta auspiciosa por sus supuestas propiedades curativas contra la peste.  

Sin embargo, cuando en 1569 el escritor Juan López de Hoyos relató haber encontrado el bajorrelieve de un dragón entre las ruinas de Puerta Cerrada, su cuento fue cogiendo poco a poco tanto peso que, para darle a Madrid un orígen aún más legendario, desde 1850 hasta 1967 en el escudo de la ciudad se añadió un dragón al lado del oso y el madroño. En efecto, si observas con atención podrás encontrar dragones repartidos por todo Madrid, como por ejemplo en el Retiro, en la fachada de la Casa de la Villa o en el Museo de San Isidro.

Y, por último, las siete estrellas que en el escudo rodean al oso y el madroño es muy probable que simbolicen la constelación de la Osa Mayor y, además, muchos historiadores creen que se añadieron hacia el siglo XVI para homenajear a Maslama al-Mayriti (“el madrileño”), ilustre astrónomo andalusí que nació en la Almudayna del siglo X

Última curiosidad multicultural: el madroño es también un símbolo patrio italiano ya que sus hojas verdes, el blanco de las flores y el rojo de sus frutos, recuerdan a la bandera del país y se eligió durante el siglo XIX como símbolo de la Unificación Italiana (Risorgimento).

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Motivos decorativos

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Para el diseño de esta joya artesanal estudiamos muy atentamente la natural fisonomía de los frutos del madroño. Hemos intentado reproducir la forma y los movimientos increíblemente armoniosos de sus filamentos puntiagudos e irregulares

Para la versión de la joya coloreada nos enfocamos en el último estado de su maduración, cuando el fruto adquiere su famoso color rojo intenso con una base más anaranjada.

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Significado

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Nuestra colección Madrid quiere ser un buen augurio para ti y, sobre todo, un aliento de fortaleza contra las dificultades y los problemas que puedan surgir a lo largo de tu camino.

El madroño, con sus hojas perennes, desde siempre es considerado un símbolo de inmortalidad y resiliencia. En efecto, este árbol es una de las pocas plantas “rebrotadoras”, es decir, capaces de rebrotar con facilidad hasta después de un incendio devastador. 

Otra peculiaridad suya es la paciente maduración de sus frutos que nacen a la vez que brotan las flores, ya que, en realidad, tardan hasta un año en madurar. Ya los romanos usaban las hojas del madroño para añorar las tumbas de sus seres queridos y para proteger los hogares de los espíritus malignos

Hoy en día los bereberes y muchas poblaciones del norte de África siguen plantando madroños cerca de sus casas para combatir enfermedades y alejar el mal de ojo

Así que, una vez más la naturaleza nos recuerda nítidamente con su ejemplo que toda adversidad tiene que combatirse con calma y paciencia, y que hay que enfrentarse a la vida con resiliencia y fortaleza. Siempre. Pase lo que pase.

El hecho de que los frutos de un madroño tarden tanto en madurar nos anima simbólicamente a perdurar y combatir por nuestros sueños y objetivos. Porque, al fin y al cabo, el tiempo es solo una convención física y lo que realmente marcará la diferencia es tu compromiso. Tu valor. Tu resiliencia.

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